Tailandia es probablemente el mejor lugar para acercarnos a las culturas del Sudeste Asiático, un viaje perfecto para iniciarse en esta exótica zona del mundo. Es un viaje lleno de sorpresas con templos budistas llenos de color, monjes vestidos de naranja que entonan sus mantras en un ambiente cálido y verde. Además de unas impresionantes ruinas arqueológicas en Ayutthaya, nos encontramos con la cultura viva de las etnias de las montañas, grupos tribales que han resistido durante años el embate de la mayoría Thai y Birmana y siguen manteniendo su lengua y sus formas de vida ancestrales. Nada mejor para conocerlos que caminar por las montañas entre sus aldeas y dormir dos noches en ella.

La pequeña isla de Koh Tao, situada en el Golfo de Tailandia, se caracteriza por sus aguas cristalinas y una enorme biodiversidad. Un lugar de belleza casi perfecta donde podernos relajar en la playa, bucear, navegar o visitar otras islas cercanas. El ambiente es todavía muy agradable y no hay grandes hoteles ni masificación. Su nombre en Thai significa la Isla de la Tortuga y es un destino ideal para practicar buceo y snorkel. Nosotros os proponemos la posibilidad de realizar un curso de buceo (Open Water o Advanced) o realizar inmersiones si ya tenéis formación. Aquellos que no estéis interesados en esta actividad no tienen que preocuparse. Koh tao dispone de preciosas playas como la de Sairee (la más conocida) y pequeñas calitas escondidas en toda la costa que se pueden visitar. Restaurantes a pie de playa y preciosos atardeceres ideales para desconectar de nuestra rutina.

Como contraste a esa calma está una de las mega-ciudades de Asia: Bangkok. El ruido de los tuc-tuc abriéndose camino entre los miles de autos y motocicletas que inundan sus calles. Enormes rascacielos junto a templos y budas centenarios combinando lo ancestral con lo más vanguardista. Sus mercados, un crucero por el río Chao Phraya, el Palacio Real y su Buda de Esmeralda…