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El Kalahari en Botswana
El desierto del Kalahari, con sus más de 700.000 km² ocupan parte Botswana, Namibia y Sudáfrica. Es un destino imprescindible para aquellos viajeros hechizados por el desierto, y por supuesto, con ganas de aventura, pues no olvidemos que se trata de África. En el desierto del Kalahari podremos encontrar una fauna sorprendente desde roedores a antílopes, aves rapaces, jirafas y leones.
El primer explorador extranjero que consiguió atravesarlo fue David Livingstone en 1849. Peor suerte tuvieron las caravanas posteriores que intentaron llegar hasta Angola por este territorio, muriendo de sed. Quizás, antes de partir, alguien les tendría que haber informado de lo que significa la palabra “Kgalagadi ” (kalahari en tswano): “gran sed”.
En nuestro viaje atravesaremos de sur a norte una de sus zonas más salvajes, la Reserva de fauna de central Kalahari que es más grande que Dinamarca y Suiza.
Tiene 52,800 kilómetros cuadrados y fue creada en 1961. Situada justo en el centro de Botswana, esta reserva se caracteriza por vastas llanuras abiertas, saltpans y antiguos cauces de ríos secos. En ella encontramos varios ecosistemas, desde dunas de arena con muchas especies de árboles y arbustos en el norte, a bushveld plana en el área central, y algunas zonas boscosas en el sur sobretodo de árboles del Mopane. La lluvia es escasa y esporádica y puede variar de 170 a 700 milímetros por año.
Solamente existen tres puntos de entrada a la reserva, el uno a través de la reserva de Khutse en el sur, una entrada occidental a través de Xade y otra al noreste a través de la Matswere, por la que saldremos del parque.
Fauna:
Aunque sus paisajes semiáridos aparecen ante nuestros ojos como estériles, en realidad esconden un verdadero oasis de fauna: guepardos, leopardos, licaones, hienas y chacales, grandes manadas de oryx, kudu, red hartebeest, avestruces, springbook... y es hogar de uno de los animales únicos de todo el continente, los leones de melena negra. Este parque es también excelente para la observación de avifauna, destacando en este aspecto las aves rapaces.
Etnografía
En el desierto del Kalahari se encuentra un pueblo nómada único: los khoisans, o bosquimanos, nombre con el que eran denominados anteriormente por la población blanca sudafricana. Pocos cazadores con lanzas envenenadas siguen persiguiendo sus presas en el desierto del Kalahari. El contacto con otras culturas ha hecho que este pueblo se asiente y se dedique a la agricultura y pastoreo.
En nuestro camino en el Kalahari atravesaremos uno de estos asentamientos, Gugama, donde unas pocas familias sobreviven en este difícil entorno.
Se estima que la población San debe rondar las 50.000 personas, distribuidas en unas 10 familias o grupos asentados a lo largo y ancho del Kalahari. Cada aldea posee un jefe que se sucede por herencia familiar. Entre los grupos no existen lazos territoriales políticos de ninguna clase, pero sí una cultura y una red de parentesco muy estrecha y compleja. Como en otras culturas ancestrales que nos podemos encontrar en el mundo, las mujeres se dedican a la recolección y los hombres a la caza, definiéndose como un pueblo nómada o seminómada. Aunque esta forma de vida se ha desvirtuado bastante por el contacto cada vez mayor que estas aldeas tienen con la sociedad moderna, ya sea por el turismo o por los innumerables devenires que han ocurrido en su historia de colonos y colonizados.
También se encuentran los khoikhoi, pueblo que se extiende más allá de la frontera con Botsuana en el desierto del Kalahari. Khoikhoi significa “hombres de hombres”, y aunque son definidos como otro pueblo nómada pariente de los san, poseen unas características peculiares que los identifican: los khoikhoi van añadiendo piedras en montículos funerarios en sus cementerios cada vez que van, y estos han permitido a los antropólogos descubrir los movimientos migratorios de dicho pueblo. Además, sin llegar a tener una religión completa, creen en una fuerza superior que viene del Este (por eso sus tumbas están orientadas en este sentido), en la existencia del alma después de la muerte, y en numerosas adoraciones a la naturaleza.
Hoy en día, el Central Kalahari, es una zona muy poco visitada en general, concentrando sobretodo las visitas en su zona norte. No conocemos ninguna agencia que atraviese la totalidad de esta reserva, es por esto que podemos afirmar que esta ruta, recorre una de las últimas fronteras por explorar.