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HISTORIA DE MADAGASCAR
Madagascar, oficialmente República de Madagascar, es una nación insular situada en el Océano Índico, frente la costa sudeste del continente africano, a la altura de Mozambique. Además es la isla más grande de África y la cuarta más grande del mundo. Está separada del continente por el canal de Mozambique. Hay que destacar que antiguamente la isla se encontraba unida al continente africano, del cual se separó, lo que ha hecho que el aislamiento originado a raíz de la separación sea la causa de la conservación en su territorio de multitud de especies únicas en el mundo. Así, alberga el 58% de las especies de animales y plantas del mundo (del cual más del 80% son endémicas de Madagascar). De las más notables son los lemures que son una infraorden de primates, el fossa carnívoro, tres familias endémicas de aves y seis especies endémicas de baobabs. En efecto, se encuentra dentro de la lista de países megadiversos.
El gentilicio de Madagascar es malgache (no madagascarense), y el idioma nacional es el malgache.
El primer asentamiento humano data probablemente del siglo IV o poco antes, en cualquier caso no hay pruebas de que hubiese presencia humana alguna antes del nacimiento de Cristo. Los ancestros de los actuales malgaches llegaron desde Indonesia, y por ello los lugareños conservan rasgos asiáticos, costumbres típicas del sureste de Asia y una lengua del tronco malayo-polinesio. Con ellos también llegaron sus animales domésticos, entre los que destaca el cebú, y poco después de su llegada se extinguieron varios animales endémicos de la isla, como el lémur gigante, el cerdo hormiguero de Madagascar y un hipopótamo pigmeo similar al que se encuentra actualmente en África occidental.
Posteriormente hubo migraciones bantúes desde el continente que se fundieron con la población local, sobre todo en la parte este de la isla. A comienzos de la Edad Media llegaron los primeros comerciantes persas y hacia el año 1000, los árabes. Fruto de su estancia es el que, en la parte norte de la isla se practique actualmente el Islam.
Durante los dos siglos siguientes, Portugal, España, Gran Bretaña y Francia intentaron instalarse en la costa, pero fueron expulsados por la resistencia de los nativos, que a finales del siglo XVII se habían unificado bajo el reino de Imerina, con base en la meseta central.
Sin embargo la población local también sufrió, como muchos pueblos africanos, el comercio de esclavos. Así, a modo de ejemplo, esclavos malgaches fueron llevados por europeos al Virreinato del Perú, asentándose principalmente en la costa norte de dicho país en una zona conocida como Piura.
Actualmente en Perú, descendientes de aquellos esclavos son conocidos como "mangaches" por una corrupción del idioma en el tiempo. Incluso existe en Perú un lugar bautizado como "Hacienda Malakasy" que data de la época en que los malgaches fueron explotados en el cultivo del campo y que evoca el nombre de su país de origen pero pronunciado en su propio idioma. Estos descendientes de malgaches conservan aún en muchos casos los rasgos afro-indonesios originarios. Su imbricación con el Perú fue tan fuerte que contribuyeron a la cultura de este país creando formas musicales como el tondero e incluso tuvieron influjo en el campo político pues el ex_presidente peruano Luis Miguel Sánchez Cerro, que gobernó aquel país en el tercer decenio del siglo XX fue un "mangache".
Finalmente, los franceses consiguieron su propósito de construir bases comerciales en las costas malgaches, unas veces por la fuerza y otras diplomáticamente, a finales del siglo XVIII. Durante las Guerras Napoleónicas, el rey Radama I de Imerina se puso del lado de los británicos, que aumentaron su influencia en la isla a costa de los franceses y entrenaron a los nativos en el uso de armas modernas. No obstante, a la muerte de Radama I en 1828 se persiguió a los británicos, incluidos los misioneros. Durante el reinado de Radama II (1861–1863) se introdujeron una serie de reformas modernistas y Madagascar se abrió al contacto con franceses y británicos, lo que causó que los sectores más tradicionalistas mataran al rey y dieran marcha atrás a los cambios. Francia se anexionó a la isla por completo en 1895 tras derrotar a la reina Ranavalona III. Ésta se exilió un año después, al tiempo que se instituía un mandato militar francés y Madagascar era proclamada colonia francesa.
Ya en 1916 los franceses tuvieron problemas con las organizaciones secretas nacionalistas, pero lograron mantener el orden. Francia sólo perdió el control de la isla durante 1942, cuando los británicos la ocuparon por miedo a que Japón se hiciera con Madagascar. En 1943 fue entregada a la Francia libre, y en 1946 dejó de ser colonia y se convirtió en territorio de ultramar francés. Esto no impidió que al año siguiente estallase una revuelta que forzó a Francia a convocar elecciones en la isla, que ganaron los independentistas moderados. En 1960 Madagascar se independizó totalmente de Francia y se instituyó una república bajo el gobierno de Philibert Tsiranana, líder del Partido Socialdemócrata.
En 1975 hubo un golpe de estado militar que puso el gobierno en manos del capitán de fragata Didier Ratsiraka, que gobernó con puño de hierro hasta que en 1992 las presiones populares le obligaron a designar un gobierno de transición a la democracia. Ratsiraka fue derrotado en las elecciones presidenciales de 1993 por Albert Zafy, pero ganó las legislativas que se celebraron simultáneamente. La situación de tensión entre los partidarios de Ratsiraka y el gobierno de Zafy llevó a la destitución de este último por el parlamento en 1996, siendo sustituido por Norbert Ratsirahonana. Éste era un colaborador cercano de Zafy que gobernó bajo su sombra hasta las elecciones de 1997, en las que Ratsiraka se hizo nuevamente con el poder.
Didier Ratsiraka conservaría el poder hasta las elecciones presidenciales de diciembre de 2001, cuando tras unos resultados controvertidos, su rival, el hasta entonces alcalde de Antananarivo Marc Ravalomanana se declaró ganador por mayoría absoluta de la primera vuelta de las elecciones, acusando de fraude al gobierno, que había publicado unos resultados que hacían necesaria una segunda vuelta.
La tensión de la primera mitad del año 2002 llegó a amenazar con la posibilidad de una guerra civil. La sociedad y el propio ejército malgaches se dividieron en dos, con la capital Antananarivo convertida en bastión de Ravalomanana, mientras Ratsiraka dirigía un gobierno en la ciudad costera de Toamasina. La comunidad internacional hizo diversos llamamientos al diálogo y a la calma. Ravalomanana consiguió consolidar su poder, mientras Ratsiraka iba perdiendo apoyos. En junio de 2002, algunos países como Estados Unidos, Suiza y Noruega reconocían ya al gobierno de Ravalomanana. Otros países europeos esperaron la decisión final de Francia que, a principios de julio, ya se dirigía públicamente a Ravalomanana como «presidente de Madagascar». El reconocimiento internacional confirmó el poder de Ravalomanana, y Ratsiraka huyó finalmente del país, refugiándose en Francia.
Desde la consolidación del poder por parte de Marc Ravalomanana, el país ha conseguido alcanzar unas cotas muy altas de crecimiento económico, apoyado por ayudas muy cuantiosas de instituciones internacionales como el Banco Mundial.