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Cultura de Botswana y Namibia
Namibia:
La población de Namibia incluye un mínimo de once grupos étnicos importantes, abarcando desde cazadores-recolectores hasta agricultores y habitantes de las urbes; el país todavía conserva las influencias de sus colonizadores alemanes y afrikáners. Los 650.000 ovambo constituyen el grupo más numeroso y habitan principalmente en el Norte. Entre las tribus más relevantes destacan los kavango, los herero, los damaras, los nama, los caprivinos y los basters. Un grupo menos significativo, los san (bosquimanos), contaron en el pasado con su propio sistema de división territorial y, a principios del siglo XIX, fueron los artífices de una de las redes precoloniales de comercio más extensas de la región.
Si bien aún se está forjando una tradición literaria, la música, la danza y las artes visuales y arquitectónicas forman parte de la cultura local desde hace mucho tiempo. Los primeros músicos namibios, los san, imitaban los sonidos realizados por los animales, y sus melodías acompañaban las danzas y narraciones orales de cuentos. Los nama utilizaban tambores, flautas e instrumentos de cuerda, y los bantúes, más tardíos, añadieron marimbas, carracas de calabaza y trompetas fabricadas con cuernos de animales. Los misioneros crearon grupos corales religiosos. El Arte de la Resistencia, que desarrolla temas sobrios con vistosos colores y de manera generalmente desenfadada, surgió primero en los distritos segregados de Suráfrica durante los años del Apartheid; ya arraigado en Namibia, se está convirtiendo en una forma artística cada vez más popular, y entre sus autores más destacados figuran Tembo Masala y Joseph Madisia.
Cada grupo étnico posee su propia despensa de alimentos preferidos. El plato básico para el pueblo ovambo es el mielie pap (gachas de avena) o el mahango (mijo), también preparado en forma de gachas o sopa. Se suelen acompañar con pescado, cabra, cordero o estofado de ternera. Las calabazas, los pimientos y las cebollas también forman parte de su dieta habitual. Los nama, que viven en el desierto, han venerado el pinchoso melón nara durante decenas de miles de años, y su cosecha anual está considerada un acontecimiento de gran trascendencia. Endémico del desierto, se cree que el nara hizo posible la existencia humana en el Namib. Los herero se alimentan básicamente de productos lácteos como la cuajada y la mantequilla. La cocina europea está representada principalmente por la alemana; entusiasma el boerewors, una enorme salchicha de granjero. Los pastelitos, panes, tartas, fruta y fiambres proceden igualmente de los alemanes. Entre los brebajes tradicionales, se encuentran el mataku (vino de sandía) y el walende, un licor de palmera con sabor a vodka.
Botswana:
En las primitivas religiones tribales de Botsuana los jefes de los clanes dirigían las cuestiones familiares desde el inframundo. Entre los ritos destacaban las ceremonias de iniciación masculina y femenina y los rituales para propiciar la lluvia. Se practicaba la poligamia, y los bienes de un hombre los heredaban los hijos de su primera mujer. El folclore san (bosquimano) es muy rico, y presenta explicaciones sobrenaturales de los sucesos terrenales, orquestados por N_odima, el bueno, y Gcawama, el embaucador malicioso. Los misioneros desplazaron la práctica totalidad de las costumbres tradicionales, y el cristianismo es en la actualidad la doctrina preponderante en el país. El inglés es la lengua oficial, pero el habla más utilizada es el tsuana, un idioma bantú que entiende aproximadamente el 90% de la población.
Los artesanos de la Botsuana primitiva aplicaban su estética individual a los utensilios e instrumentos de uso cotidiano. La alfarería, los tejidos y las herramientas fueron sus aportaciones más importantes. Las exquisitas cestas presentan diseños de nombres tan evocadores como lágrimas de la jirafa, rastro de orín del toro o frente de la cebra. Dado que no existía la escritura en los idiomas indígenas, el país no posee una tradición literaria relevante. Los mitos antiguos y la poesía religiosa de los aborígenes se ha transmitido de forma oral, y no se ha transcrito hasta fechas recientes. La figura literaria contemporánea más conocida ha sido Bessie Head (1937-1986), de origen surafricano, que se refugió en Serowe y centró sus novelas en la belleza de la vida rural.
En la sociedad tradicional los hombres cuidaban los rebaños y subsistían fundamentalmente con la carne y la leche, mientras que las mujeres recolectaban y consumían frutas silvestres y verduras. Actualmente, las gachas de mijo y sorgo conforman la base de la gastronomía botsuana, aunque se están sustituyendo por las harinas de maíz importadas. Los pueblos de las áreas remotas completan su dieta con morama, un tubérculo, y una seta comestible denominada trufa de Kalahari. También se pueden encontrar platos guisados con el gusano del mopane, una larva similar a una oruga que puede cocinarse en cenizas calientes, hervirse en agua salada o secarse y freírse. Entre las bebidas tradicionales destaca el vino de palma, muy fuerte e ilegal, aunque tolerado, y el kgadi, una destilación de azúcar moreno o setas. Entre las legales cabe citar la bojalwa, una cerveza de sorgo económica.
Las fiestas oficiales se resumen en las siguientes fechas: 1 y 2 de enero, Semana Santa, la Ascensión (abril o mayo), el Día del Presidente (durante dos días en julio) y el Día de la Independencia (30 y 31 de septiembre). A éstas deben añadirse las tres jornadas festivas correspondientes a las Navidades y que abarcan el 25, 26 (fecha en la que se obsequia a los empleados con los aguinaldos) y 27 de diciembre